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La agricultura es una herramienta fundamental para lograr el objetivo de desarrollo del milenio que llama a reducir a la mitad la cantidad de personas que sufren hambre y viven en la extrema pobreza antes de 2015. Ese es el mensaje general del Informe sobre el desarrollo mundial de este año, el número 30 de la serie. Tres de cada cuatro habitantes de países en desarrollo viven en zonas rurales y la mayoría depende directa o indirectamente de la agricultura para obtener sustento. Este informe ofrece una guía para los Gobiernos y la comunidad internacional sobre el diseño y la implementación de programas de agricultura para el desarrollo que puedan marcar una diferencia en la vida de cientos de millones de pobres rurales. El informe destaca dos desafíos importantes a nivel regional. En la mayor parte de África al Sur del Sahara, la agricultura es una excelente opción para impulsar el crecimiento, superar la pobreza y mejorar la seguridad de los alimentos. El aumento de la productividad agrícola es fundamental para estimular el crecimiento en otros sectores de la economía. No obstante, el crecimiento acelerado exige un fuerte aumento de la productividad de las pequeñas explotaciones agrícolas junto con un apoyo más eficaz a las millones de personas que subsisten gracias a la agricultura, muchas de las cuales se encuentran en zonas lejanas. El nuevo desempeño mejorado resulta prometedor y este informe identifica muchos casos de éxito que se pueden expandir. Para superar la pobreza que se extiende por Asia se deben enfrentar las grandes desigualdades entre zonas rurales y urbanas. Las economías asiáticas de rápido crecimiento aún albergan más de 600 millones de habitantes rurales que viven en extrema pobreza y pese a la masiva migración desde el campo a la ciudad, la pobreza rural prevalecerá por varias décadas. Por esta razón, el IDM se centra en formas de generar empleos rurales diversificados hacia una producción agrícola de alto valor e intensiva en mano de obra ligada a un sector rural no agrícola dinámico. Considerando la creciente escasez de agua y tierra en todas las regiones, además de las presiones de un mundo globalizado, el futuro de la agricultura está estrechamente vinculado a la mejor custodia de los recursos naturales. Con la inversión y los incentivos apropiados se puede reducir la huella ambiental de la agricultura y aprovechar los servicios ambientales para proteger las cuencas hidrográficas y la biodiversidad.

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